martes, 25 de julio de 2017

GRAVE DESCONTROL EN CÓRDOBA


Una patota atacó a un policía, lo asaltó y lo tiró en un descampado

Por Claudio Gleser
La Voz del Interior, 25 de julio de 2017 

Al agente, de civil, lo dieron por muerto y lo llevaron en auto hasta el baldío. La víctima reaccionó horas después y pudo contar todo. Fue en Deán Funes. Hay 10 jóvenes acusados y el padre de uno de ellos, todos por graves cargos.

A  fuerza de robos, golpes y aprietes a quienes pasaban por la cuadra donde se juntaban, sean vecinos o foráneos, la patota se había hecho ganar un “respeto” en la barriada. Un respeto, claro está, basado en el temor que infundían a los otros. Incluso, se hacían llamar “la Cumbia Liga”, se vanagloriaban de ciertas andanzas y llegaban a comentarlas en sus cuentas de Facebook.

Las cosas iban a llegar demasiado lejos: la pandilla atacó a un motociclista que circulaba de noche, sin saber que se trataba de un policía que estaba de civil.

No importó que la víctima se identificara e intentara defenderse, lo golpearon y le robaron la moto y distintas pertenencias. Tan golpeado quedó el muchacho, que decidieron subirlo a un auto y trasladarlo hasta un descampado, donde fue dejado abandonado.


Lo creyeron muerto.
Horas después, el policía se despertó y, tambaleando, volvió al casco céntrico y pudo pedir ayuda. Su testimonio sería clave para poder desentrañar la causa.
El violento episodio sucedió semanas atrás en la ciudad de Deán Funes, en el norte de la provincia de Córdoba, una región donde crece la violencia y el consumo de drogas, según aseguran fuentes tribunalicias y policiales.

Por el salvaje ataque al policía, hay 10 jóvenes y un adulto (padre de uno de ellos) que se encuentran imputados por graves delitos como robo calificado en poblado y en banda, y privación ilegítima de la libertad agravada.

El rol atribuido al adulto espanta: el hombre supuestamente habría ayudado con su auto a cargar al herido y dejarlo abandonado en las afueras de la población.

La causa está en manos del fiscal de instrucción Martín Bertone, quien confirmó las imputaciones y precisó a La Voz que la mayoría de los adultos permanecen detenidos.

La situación es distinta con los cuatro menores: si bien habían estado presos en el Complejo Esperanza, se los dejó en manos de sus padres con el compromiso (por parte de los progenitores) de cuidarlos y hacer que “no vuelvan a consumir drogas ni alcohol”.


Un salvaje ataque

Todo sucedió el pasado 11 de junio, alrededor de las 3 de la mañana, en momentos que el agente de policía Matías Luna (24) circulaba en su motocicleta por una calle del barrio La Feria, en la ciudad de Deán Funes.

Luna, de civil, iba a un quiosco a comprar gaseosas. Fue entonces que –según la investigación– la patota se le puso en frente y, como ya sucedió presuntamente en episodios anteriores, logró que el motociclista no pudiera seguir.

“Lo rodearon y comenzaron a pegarle, mientras entre todos le sacaban la moto, el celular, la billetera y la credencial...”, dijo una fuente de la causa, quien indicó que el joven se identificó como policía pero que, aún así, siguieron atacándolo a patadas.

No llegaron a sustraerle el arma reglamentaria.

A arrojar el cuerpo

Como si el robo y la golpiza no hubieran sido suficientes, lo peor vino instantes después.

Según la investigación del fiscal Bertone, uno de los pandilleros llamó a su padre, le contó lo ocurri­do y pidió ayuda. A los pocos minutos, este hombre llegó en su auto y cargaron a la víctima.

Siempre según la causa, el policía Luna fue trasladado hasta las afueras de Deán Funes y dejado tirado en un descampado.

“Lo creyeron muerto”, graficó otro informante. “Supusieron que lo habían matado y no tuvieron mejor idea que ir a arrojar el cuerpo a otro lado, para desligarse”, añadió el vocero.

Al menos seis horas después, el agente Luna abrió los ojos, logró levantarse y, al no entender dónde estaba, comenzó a caminar y logró anoticiar de todo a unos vecinos, quienes llamaron al 101.

A los pocos minutos, varios patrulleros acudieron en ayuda y el muchacho fue trasladado al hospital regional, donde quedó internado en la terapia.

El testimonio de la víctima permitió dar las primeras puntadas de la investigación. Con su relato, entre otras pruebas que se fueron adicionando, el fiscal logró avanzar y dictó las imputaciones y detenciones.

Así fue que fueron detenidos 10 jóvenes en total: siete adultos y cuatro menores de edad.

A su vez, se detuvo a un hombre apodado como “Liti”, padre de uno de los acusados.

Se lo sindica de ser quien habría aportado su Ford Fiesta para trasladar al policía malherido.

En los últimos días, varios de los acusados recuperaron la libertad, aunque siguen imputados por el salvaje ataque al policía.

Algunos testigos fueron amenazados por allegados a los acusados cuando fueron a declarar a la sede de la fiscalía.

El agente se recupera y volverá a trabajar. Matías Luna, el policía atacado, se recupera de forma favorable y tiene para varios días más de licencia. Luna, si bien vive en la ciudad de Deán Funes, se desempeña en el Cuerpo de Vigilancia Especial, en Córdoba capital.