sábado, 24 de septiembre de 2016

MALVINAS Y SU ACTUALIDAD


Breve antecedente

Casi inmediatamente finalizado el conflicto del Atlántico Sur (jun/1982), comienza una estrategia de “desmalvinización” sobre la opinión pública nacional. Puede decirse que, consciente o inconscientemente, el gobierno de facto del Proceso dio el primer paso, al ocultar ante los ojos de la sociedad el retorno de los combatientes al territorio continental.
Posteriormente ya con Raúl Alfonsín a cargo del Ejecutivo nacional, esta campaña se vuelve más evidente con hechos tales como el inicio del desmantelamiento de las FFAA, o desde el plano psico social, la perseverante influencia gubernamental sobre la población, consecuente con el manejo del diferendo de límites con Chile, o la evolución  del  caso Malvinas luego de 1982, oportunidad esta última que fue propiciadora de lo que se terminó llamando “Los Acuerdos de Madrid”.
La posterior dupla Menem – Cavallo  será quienes finalmente concreten los mencionados acuerdos. A través de estos, se consolidó el desmantelamiento del patrimonio militar y de la estructura de defensa nacional existente; propiciándose además un grave deterioro de los establecimientos de producción militar, y de los organismos dedicados a la investigación y desarrollo para la Defensa. Este proceso implicó también la supresión en el mismo rubro, de proyectos tecnológicos de avanzada que se encontraban en ejecución en el país, y sirve en un  plano diferente, para materializar la anulación del servicio militar obligatorio mediante, según algunos especialistas, una operación de falsa bandera (Caso Carrasco).
No obstante, los efectos de los Acuerdos de Madrid no estuvieron centrados solamente en el sector militar, muy por el contrario, sus mayores consecuencias se sintieron (y sienten) en los siguientes aspectos:
·     Argentina debió abrir su economía
·     Desregular las normas de protección
·     Privatizar empresas estratégicas
·     Ampliar las seguridades administrativas a inversores extranjeros
·     En tanto el Congreso nacional aprobó la ley 24.184 (Convenio suscripto con el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, para la Promoción y la Protección de Inversiones; suscrito en Londres Dic/1990)
Consecuente con lo expresado, tanto Gran Bretaña como el propio EEUU (países bases de  multinacionales emparentadas) pudieron mejorar las condiciones para defender sus intereses estratégicos en la región, e implantaron la llamada Fortaleza de Malvinas (Fortress Falkland), estructura militar británica ultra moderna mantenida  hoy en las Islas a un costo elevadísimo, que sirve también como unidad  de avanzada de la NATO en este alejado rincón del planeta.
Como si lo anterior no hubiese sido suficiente, el presidente Duhalde en su momento, consigue la derogación de las leyes que penalizaban las Responsabilidades Económicas contra el Estado Nacional.
No obstante hay que remarcar que a pesar de las ventajas otorgadas, éstas no sirvieron para que Gran Bretaña accediese a entrar en conversaciones por el tema central: la soberanía de las Islas.
Gobierno de Macri
No está demás iniciar este subtítulo recordando la visita de descanso (mar/2016) que Macri, ya en funciones como presidente de los argentinos, realiza nada más y nada menos que al  multimillonario inglés Joe Lewis, en su residencia ubicada en el sur argentino. Persona que entre otros aspectos: 
1) “Privatizó” en su provecho el acceso a Lago Escondido, medida que ningún gobierno hasta ahora hizo revertir, en cumplimiento de los fallos de la justicia en favor de la comunidad. 
2) Posee una pista pavimentada cercana a la costa atlántica, en la Pcia. de Rio Negro, de la cual se dice, parten y se reciben vuelos de Malvinas sin ningún tipo de control de las autoridades nacionales (es necesario recordar que Argentina en esa zona, no posee ningún medio técnico propio, como para controlar la existencia o no de estos vuelos). Al respecto de esta visita presidencial, se acota que la investidura y actitud de un presidente, más aún cuando hubo una guerra de por medio y persiste un conflicto de soberanía, debe superar cualquier amistad personal que pudiese existir. Obrar de otra manera como fue el caso, propicia todo tipo de suspicacias.
Otro factor de suma importancia a favor de Argentina, fue la declaración de la ONU en la primera mitad del año en curso, cuando este organismo mediante una resolución se expide indicando que la plataforma marítima argentina incluye a las islas Malvinas, y por tanto, toda explotación de pesca o petróleo en la zona, no puede realizarse sin el consentimiento de los argentinos. Es decir,  nuestro país recibió una herramienta de primera magnitud para inducir a negociar a los británicos, especialmente cuando ya está reiteradamente demostrado que éstos se avienen a conversar mucho más fácilmente, si la presión procede más de factores económicos que militares, dada su condición de potencia mundial.
La ministro de Relaciones Exteriores argentina, en los primeros días de set/2016 declaró en Londres al diario británico The Guardian que el Gobierno argentino  “desea considerar el retorno de los vuelos desde y hacia las islas y un joint-venture argentino-británico de exploración de petróleo” en las aguas circundantes. A mediados de set/2016 y como producto de la denominada “mini Davos” realizada en BsAs, se efectúa  una declaración bilateral que avanza en esa dirección. En el documento firmado por el ministro británico Alan Duncan y la canciller Malcorra, se acuerda que se restablecerán conexiones aéreas adicionales entre el archipiélago y terceros países, con dos escalas mensuales en territorio argentino (actualmente ocurre una al mes en Río Gallegos), agregándose además, que se buscarán  “las medidas apropiadas para remover los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos”.
Es decir, que directamente Gran Bretaña exige que Argentina levante las sanciones previstas por ley, a aquellas empresas que en detrimento del país exploten los recursos nacionales (petróleo y pesca) en aguas del Atlántico Sur, aguas como se dijo más arriba, recientemente reconocidas  por la ONU como plenamente argentinas. ¿Qué ofrecen los británicos a cambio? El compromiso de permitir a la Cruz Roja Internacional, identificar alrededor de una veintena de cuerpos de soldados argentinos. También como ya fue dicho,  para mejorar el aislamiento de los kelpers, en un exceso de buena vecindad Argentina brega para que le permitan establecer conexiones aéreas adicionales con las Islas.
Al parecer ya están totalmente olvidados los resultados de experiencias similares de acercamiento a los isleños, encaradas por anteriores gobiernos argentinos: conexión aérea semanal a través de LADE, instalación en las Islas de YPF, Gas del Estado y ENTEL a efectos de mejorar la calidad de vida de los kelpers; admisión de jóvenes estudiantes en colegios de Comodoro Rivadavia  y BsAs; etc. O durante la presidencia de Menem, la estrategia “de seducción” mantenida por el ex canciller Guido Di Tella, que terminó abriendo la puerta a la exploración petrolera extranjera en el mar que rodea las islas, y que al decir de los expertos, confinó a YPF a un sector alejado de las zonas más ricas en petróleo.
Dado el panorama, resulta irrebatible lo afirmado por un analista nacional “todo lo que facilite a los kelpers el manejo de una economía próspera va en contra de la aspiración argentina de recuperar alguna vez la soberanía, y atenta contra el derecho de nuestro país de explotar en su beneficio los recursos petroleros y pesqueros de los que se ve despojado”.
Otro aspecto que se estima necesario destacar, se refiere a que la mayoría de los principales medios de prensa argentinos, se esfuerzan en presentar estos hechos como buenas noticias, circunscribiendo el problema a que se están reiniciando las conversaciones y que se advierte una mejora en las relaciones. En tanto, poco se comenta que en aquello que trasciende, las ventajas se inclinan pesadamente hacia la parte británica, mientras permanece ausente lo importante de esta discusión para los argentinos: la soberanía en ese sector y el aprovechamiento de sus recursos, aspectos totalmente vinculados uno con otro.
Paradójicamente, y por más intenciones en contrario, la realidad supera la ficción y el caso toma cada vez más estado público, consecuente con lo declarado recientemente por el presidente Macri en Nueva York por una parte, y por otra, la inmediata desmentida británica a los dichos del presidente argentino. Estos traspiés, agravados por afirmaciones en un comienzo, y posteriores negativas a lo ya vertido, demuestran una actitud improvisada y dubitativa, seguramente propiciada entre otras cosas por intereses bastante alejados del bien común de la población, como por ejemplo, el posicionamiento del Gobierno ante la opinión pública de cara a las futuras elecciones. Estas fallas se tornan más evidentes, cuando los hechos se alejan del encuadre de la justicia ante la pretensión de quedar bien con todas las partes, y en realidad no se satisface a ninguna. Es muy difícil servir a varias banderas; la vigencia de la frase anterior se viene reiterando desde el fondo de la historia.
De igual manera, los funcionarios públicos que intervienen en este tema, deberían ir tomando conciencia que: 
1) Los hechos tal como se muestran, se encaminan a violar la ley nacional 26.659 (que establece las condiciones para la explotación de hidrocarburos en la Plataforma Continental Argentina) 
2) Más allá de la obligación que el art. 21 de la Constitución Nacional impone a todo ciudadano argentino en defensa de la Patria, en forma exclusiva para el caso Malvinas, también nuestra Constitución contiene una Disposición Transitoria Primera, que obliga a todo el pueblo argentino a bregar por la recuperación de nuestras Islas (no hay dudas de que este mandato  también incluye a nuestros gobernantes).

Guillermo Adolfo Donadille
  Asesor Bloque EVC