martes, 30 de agosto de 2016

MAMA ANTULA

Bicentenario y el Ser Nacional Argentino

Reflexión de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, en el programa "Claves para un Mundo Mejor" (27 de agosto de 2016)


“Este fin de semana es muy importante para nosotros, argentinos, por el hecho de la Beatificación de Mamá Antula que fue una gran apóstol de los ejercicios espirituales y, a través de ellos, de la cristianización de nuestro país. Piensen que vino de Santiago del Estero a Buenos Aires a pie: ¡que hazaña! Además, cuando uno ve, en Buenos Aires, esa preciosa Casa de Ejercicios, ubicada en Avenida Independencia y Salta, piensa en esa aventura espiritual extraordinaria”.

“A propósito de eso yo estaba pensando en la relación con el Bicentenario y el escaso eco que ha tenido esta celebración de nuestra independencia. No sólo escaso eco sino que he leído algunas manifestaciones que me dejaron perplejo, porque si bien el entusiasmo patriótico no tiene que ser patriotero, o un alarde, tampoco puede caer uno en una indiferencia total, como que en fin son doscientos años y no me importa nada, se acabó el barullo; por suerte hubo desfile militar este año pero no pasa nada”.

“He leído críticas acerca de lo que significa ser argentino. Yo les preguntaría a ustedes, amigos televidentes: ¿existe un ser nacional argentino? ¿Tenemos alguna identidad o no? Yo pienso que aunque sea en los defectos tenemos alguna identidad. Todo el mundo habla de cómo somos y con qué fallas cargamos desde hace tiempo y demás; aun desde un punto de vista negativo pero existe una identidad argentina. Me parece algo evidente. 
Somos distintos de otros pueblos, raros para algunos pero somos distintos. Además en esa identidad que se ha ido formando poco a poco, con la trasmisión de una tradición solidaria, de generación en generación, hemos recibido cosas de nuestro pasado histórico, se han añadido realidades nuevas sin duda, han mejorado algunos aspectos y otros han empeorado nuestro ser nacional pero existe un ser nacional”.

“Me parece que tendríamos que pensar un poquito más en esto. No estoy hablando de ese entusiasmo arrebatado, sino del hecho de que uno pueda considerar con tranquilidad cómo somos, qué cosas son verdaderamente valiosas, qué cosas son defectuosas y debiéramos corregir; por eso también pienso que tendríamos que evaluar, dentro de lo que es el ser nacional, el hecho del cristianismo, el hecho de la presencia católica y por eso les mencionaba a Mamá Antula”.

“¿Este es un pueblo católico o no? Les diría yo que es un pueblo mayoritariamente bautizado, un pueblo que no va a misa pero es mayoritariamente bautizado, que todavía bautiza a sus niños y eso es un valor muy grande. Somos un pueblo que quiere a la Virgen de Luján, que quiere a la Virgen y a lo mejor nuestra gente sencilla no está bien formada y eso es culpa nuestra después de todo, culpa de los pastores y de la organización de la Iglesia; y de una evangelización defectuosa, pero que es gente que ama a Dios y a la Virgen y a los santos. Esas devociones son hechos valiosos que debemos asumir como parte de nuestra identidad y no hay que despreciarlas como si fuéramos unos soberbios ilustrados que nos las sabemos todas y vamos a construir la Argentina del mañana sobre no se sabe qué”.

“Me parece que el Bicentenario debía haber hecho pensar más en eso pero yo no he notado una abundante reflexión sobre estos puntos y sí he leído cosas críticas con las cuales no estoy de acuerdo, porque me parece que todo lo que debemos criticar acerca de la Historia Nacional; ha habido tiempos mejores y tiempos peores, además de nuestras fallas crónicas, también hay que sumar los valores con los cuales contamos y, entre ellos, yo quiero destacar que somos un pueblo que cree mayoritariamente en Dios”.

“Y podríamos hilar más fino y ver en qué medida también, nuestro pueblo, conserva el sentido común que hace notar que muchos disparates jurídicos, que muchas de las leyes que se han aprobado en los últimos tiempos, son efectivamente eso: disparates. Aun cuando uno tenga que tolerar sus consecuencias o uno tenga que mirar encogiéndose de hombros y diciendo “que le vamos a hacer”. Pero los argentinos somos argentinos y debemos ser cada vez mejores y el Bicentenario debiera habernos recordado que hubo gente en nuestra Historia, sobre todo los Padres que nos dieron la Independencia, que es gente digna de ser imitada”.



Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata.