domingo, 20 de marzo de 2016

DECLARACIÓN DEL EPISCOPADO


El documento que reproducimos a continuación, nos parece demasiado breve y poco objetivo, como análisis de un momento complejo de nuestro pasado como sociedad. Por eso agregamos conceptos de otro documento del mismo Episcopado, emitido en plena guerra subversiva contra un gobierno constitucional, dos años antes del golpe de estado de 1976. 


Una fecha para no olvidar

Conferencia Episcopal Argentina
14 y 15-Marzo 2016

El próximo 24 de marzo se cumplen cuarenta años de la ruptura del orden constitucional y del estado de derecho. Un hecho que nunca más se debe repetir ni podemos olvidar.
Era un momento complejo y difícil para toda la sociedad. Argentina vivía una escalada de violencia que culminó en el terrorismo de estado, protagonista de crímenes de diversa índole, entre ellos: la tortura, el asesinato, la desaparición de personas y el secuestro de niños.
Los argentinos no podemos dejar de preguntarnos cómo se pudo llegar al período más oscuro de nuestra historia. Sus consecuencias de enfrentamientos, dolor y muerte aún permanecen y se nos presentan como un pasado que tenemos que afrontar y sanar.

La vuelta a la democracia marcó el inicio de un camino de verdad, de justicia y de encuentro entre todos, que urge seguir transitando, para alcanzar la concordia y la amistad social.
El reconocimiento del valor de la vida, de la dignidad y de los derechos inalienables de la persona constituye la base indispensable de toda convivencia humana y del destino feliz de un pueblo.

La memoria del 24 de marzo, este año, coincide con la celebración del Jueves santo, día de dolor y de traición, pero también día en que Jesús manifestó su amor hasta el fin entregando la vida por nosotros. En su Sangre hemos sido reconciliados. “Cristo es nuestra paz” (Ef 2,14) y el fundamento de una esperanza que nos impulsa a construir una sociedad auténticamente humana.

Su ejemplo nos ayuda a cicatrizar nuestras heridas en la verdad, el arrepentimiento, la reparación en justicia y el anhelo de alcanzar misericordia.

173º reunión de la Comisión Permanente


Reflexión del Episcopado Argentino sobre la violencia
24-5-1974

“Nuestro Mensaje Pastoral llega a vosotros en medio de las esperanzas renovadoras del Año Santo y en vísperas de nuestra gran fiesta nacional, pero apesadumbrados por el cruento y doloroso camino que ha emprendido la violencia”.

“El egoísmo que tiene sus formas propias de violencia, de dura avaricia y de ambición desmedida, debe dar lugar mediante el cambio interior a una nueva posibilidad que asegure las esperanzas de los muchos que esperan y merecen un mañana mejor.
Pero la reacción de tipo insurreccional que puede darse ante esta realidad de pecado, conducirá también, por su parte, necesariamente, a una mayor confusión y a un acentuado desencuentro entre los argentinos.”

“Existen ideologías que incluyen la violencia en sus esquemas, como instrumento necesario para su concreción y para la consecución de los fines preestablecidos.”

“Por otra parte, cuando desaparecen la paz y la unión, como resultados de odios y luchas sangrientas, son enormes los peligros y los males que sobrevienen para todos. Por eso no podemos considerar como patrióticos los ideales que pudieran pregonarse en este aspecto.”

“La vigilancia, el control y la liberación de las formas indebidas de dependencia, no autorizan a usar sistemas de violencia, que por ser importados o foráneos, pueden estar favoreciendo una nueva y desgraciada manera de sumisión.”

“La violencia, por ser la expresión radicalizada de una doctrina, genera a su vez una drástica represalia o represión por parte de sectores afectados. Este estado de cosas, cualquiera sea su signo, produce una serie de sospechas, delaciones, venganzas y diversas formas de persecuciones.

Por eso debemos señalar que resultan igualmente dolorosas ciertas denuncias de procedimientos que lesionan principios de elemental humanidad, como torturas y muertes que no siempre se esclarecen debidamente a la opinión pública.”