martes, 13 de octubre de 2015

EL ÚNICO NACIONALISMO POSIBLE: EL QUE REFLEXIONA, EL QUE HACE


Hernán M. Capizzano.

12 Oct 2015

Dar testimonio es el primer paso de la política que quiere alcanzar el Bien Común. En nuestro caso concreto el bien de la Patria, el bien de la Nación, considerando que al final del camino la conquista del Estado no puede ser la conquista del botín sino la del medio que llevará al cumplimiento de esta misión existencial. Por eso, no cabe ninguna duda que el testimonio personal es el puntapié inicial de toda política que se precie de tal. El ladrón, el mentiroso, el embustero, el plagiador, el coimero, ninguno de ellos podrá convencer a nadie: su testimonio es el anti testimonio. Queda pues, fuera de toda duda, que el testimonio es el primer paso para trabajar en lo político.

Pero no alcanza. De hecho, ese testimonio, debe estar siempre: en la ruda vida del albañil, en la fatigada mente del pensador; en la sacrificada vida del que cosecha en los campos o en la ajetreada tarea de quien dirige una empresa. Es una actitud de vida. En política, en la noble política, esto no debe faltar, como no puede faltar en ningún oficio. Es la virtud del hombre. En política además, debe hacerse, debe moverse el avispero, debe sacudirse la modorra, debe despertarse de la siesta, debe saberse hablar, convencer, y sobre todo TRABAJAR.

El Nacionalismo no es tal sino se trabaja, sino se hace, sino se moviliza. Claro, lógico, antes hay que pensar, reflexionar, no cabe duda. Pero luego, hay que HACER. La fidelidad nacionalista puede volverse folklórica: tomar poses, dar opiniones, leer buenos libros, estamparse algún tatuaje. Y que allí muera todo.

Felizmente hoy hay puñados, como “puños de hierro”, cada vez más numerosos y activos, que escapan al “testimonio anti-testimonio”: ellos REFLEXIONAN y HACEN. Y esta es la verdadera política. Formar cuadros en la acción política, la política que construye, que amalgama posiciones diversas (no contradictorias, aunque así se prediquen), que acerca diferencias (no insalvables, aunque así se prediquen) y que finalmente será el instrumento para un auténtico movimiento nacionalista que ayude en la tarea de reconquistar la Argentina.


Hernán M. Capizzano.