domingo, 30 de noviembre de 2014

LLORO POR TÍ, ARGENTINA



María Delicia Rearte de Giachino

InformadorPúblico, noviembre 29, 2014-11-30


“Y cuando se acercó al ver la ciudad, lloró sobre ella…” LC 19-41.

Lloro por ti, Argentina, Patria mía… Lloro por ti y por tus hijos, los que fueron, los que son y los que serán…

Cristo lloró ante una Jerusalén de la cual no quedaría “piedra sobre piedra”(LC 19-44) y era su Patria que se destruía a sí misma.

Hoy yo lloro ante una Argentina que quiere dejar de ser Patria para convertirse en una Jerusalén donde no quedará “piedra sobre piedra”, después de la “década ganada”.

Cuando el deterioro de una Nación lleva al olvido total de sus tradiciones, de su cultura, de su historia, de su SOBERANÍA, deja de serlo y se derrumba estrepitosamente en la ciénaga del deshonor apátrida.

El pasado jueves 20, se cumplieron 169 años del COMBATE DE LA VUELTA DE OBLIGADO, en el cual, encadenados por deber y coraje, se defendió la SOBERANÍA NACIONAL.

Esa SOBERANÍA que ha perdido toda significación para los encargados de custodiarla y es así como hoy, lunes 24 de noviembre, estamos transitando el último día de un “finde” que presume recordar la magnitud de la excelsa fecha y sólo pretende intensivar el turismo, el consumo… la vagancia, la ignorancia y el descrédito nacional e internacional.

Esa SOBERANÍA que en el ‘82 se recuperó con deber y coraje, como en 1845, pero que hoy yace olvidada en las tumbas del Cementerio de Darwin en Malvinas…

En la vorágine de realidades oprobiosas que nos transmiten los medios de comunicación a diario, dentro de las esferas gubernamentales, institucionales políticas, judiciales, al más alto nivel, donde imperan la corrupción, el robo, el chantaje, la mentira, el narcotráfico, el nepotismo y el “empoderamiento” vergonzoso de los inútiles. ¿Cómo no llorar y percibir que ya “no queda piedra sobre piedra” de aquella Argentina que supo ser Patria y por cuya SOBERANÍA, en Obligado, en Malvinas y en todas las Guerras de la Independencia, aún no concluidas, no sólo se derramó sangre honrosa, sino que esa Nación del “fin del mundo” mostró ser soberana en el concierto de los grandes de la tierra?

Cristo lloró ante la Jerusalén devastada por el odio y la rapiña donde “no quedaría piedra sobre piedra”. Porque era su Patria y Él era Dios, pero también era Hombre… ¿Cómo no llorar, nosotros, ante esta Argentina devastada por el odio y la rapiña, donde ya “no queda piedra sobre piedra”? Porque fue nuestra Patria y sólo somos pobres hombres mortales…


Lloramos por ti ARGENTINA, nuestra PATRIA…