lunes, 12 de mayo de 2014

VIOLENCIA Y ANARQUÍA EN LA ARGENTINA



Hace una década, titulábamos así un número de nuestro  nuestro boletín Acción (Nº 67, 2-7-04). De modo que no podemos entender las reacciones provocadas por la declaración del Episcopado Argentino, cuando afirma que nuestro país está enfermo de violencia.
Recordamos lo que sostuvimos hace diez años:

La Argentina “se está convirtiendo en un país violento”, manifestó el Ministro de Defensa, José Pampurro, aunque inmediatamente fue obligado a relativizar su expresión, por el Jefe de Gabinete. Sin embargo, quienes no dependemos del gobierno, ni simpatizamos con el Presidente Kirchner, debemos reconocer que el ministro citado tuvo un rapto de sinceridad y reflejó en una frase la opinión generalizada. En efecto, un sondeo efectuado por el diario La Nación, reveló que el 90,79 % de los consultados coincide con lo manifestado (La Nación, 29-6-04). En la misma edición del diario, se reproduce una frase de la líder de las Madres de la Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, quien en un acto público, llamó concretamente a “romper todas las comisarías”.

Esto fue después de sucedido un hecho sin precedentes: el copamiento de la comisaría 24 de La Boca (Buenos Aires), por parte de un grupo de piqueteros, encabezado por Luis D’Elía, que es, además, Diputado Provincial.
Los piqueteros tomaron durante nueve horas esa seccional policial,  causaron destrozos casi totales, y se llevaron un cuadro original del pintor Quinquela Martín. Por la acción realizada, le correspondería al diputado ser imputado por: “instigación a cometer delitos” e “intimidación pública”. A su vez, al resto de los manifestantes, según prevé el Código Penal, les correpondería ser acusados de: “amenazas y coacciones”, “coacciones agravadas”, “usurpación de inmuebles”, “daño calificado por uso público de bienes al servicio de la comunidad”, y  “atentado contra la autoridad”. En lugar de ello, el Ministro de Justicia y Seguridad dispuso...relevar al Jefe de la Comisaría.
Ya no puede disimilarse que la Argentina está inmersa en un clima de absoluta anarquía, pues el gobierno nacional se niega a lo que llama “reprimir”, y que no es otra cosa  que hacer cumplir la ley y mantener el orden.

El panorama es, pues, desolador, y presagia un futuro que no es halagüeño. Y debemos decirlo aunque resulte doloroso, pues, “queremos a la Argentina porque no nos gusta como es hoy”.