lunes, 12 de mayo de 2014

LA DÉCADA KIRCHNERISTA SE PERDIÓ, SOBRE TODO, EN LA ENERGÍA



POR EMILIO APUD
INGENIERO. EX SECRETARIO DE ENERGÍA, MIEMBRO DE FUNDACIÓN PENSAR

Clarín, 12/05/14

Ante la estrategia del gobierno de presentar como virtuosa la gestión kirchnerista durante sus once años en el poder, es necesario mostrar la otra versión, la que corrobora la realidad.

Si no, se corre el riesgo de que al poco tiempo de asumir el próximo gobierno mucha gente añore la ficción k en la que creyó. Aunque en el sector energético la realidad ha disipado cualquier duda sobre la pésima gestión del kirchnerismo, vale la pena repasarla.

Mayo de 2003 nada tuvo que ver con enero de 2002.

Kirchner, asume con el trabajo sucio, para superar la gran crisis pos convertibilidad, ya concluido. Además, con una infraestructura de servicios en condiciones razonables, elevada capacidad ociosa en las industrias, un sector energético excedentario con precios y tarifas de equilibrio y el boom del precio de las commodities con valores inéditos para nuestro país.

Lamentablemente, fiel a sus principios populistas, el Gobierno inicia su gestión con un irresponsable programa de gasto y consumo, sin inversión, que produce una descapitalización de la economía y en particular del sector energético, dejando de lado la racionalidad que proponía el Programa de Gobierno K para el sector, usado en su campaña electoral.

Sabían lo que correspondía hacer por el país, pero Kirchner opta por medidas afines a su modelo de poder, como: no actualizar ni renegociar contratos con las empresas concesionarias como lo establecía la ley de emergencia de 2002, intervenir los entes reguladores, cooptar órganos de control, crear entes parasitarios como Enarsa, utilizar a CAMMESA a discreción, establecer retenciones móviles al petróleo, congelar el precio del gas en boca de pozo, congelar las tarifas de gas y electricidad, desalentar a las empresas internacionales que prestaban servicios para que vendieran a precio vil a amigos, manejar el sector a los telefonazos y con amenazas, reemplazando a las instituciones establecidas por ley.

Las consecuencias lógicas de estos dislates formarán parte del gravoso legado kirchnerista a la oposición y a todos los ciudadanos, quienes recibirán: la mitad de reservas de gas que en 2003, una producción de petróleo que no ha dejado de caer desde entonces, importaciones de más del 20% de nuestra demanda que significa US$ 14.000 millones cash, cuando hace 10 años éramos autoabastecidos y exportábamos, cortes de luz por insuficientes y obsoletas redes de distribución y falta de generación, subsidios que rondan los $90.000 millones, cuando en 2003 no los había y se disponía de excedentes de generación y redes que se expandían atendiendo la demanda creciente.

En fin, una herencia problemática, pero que nuestro país está en condiciones de resolver dados los grandes recursos energéticos con los que cuenta, que no son solo Vaca Muerta.


Pero para que ello ocurra, a esos recursos habrá que aportarles inteligencia, tiempo y capitales, factores ausentes en la década perdida.