martes, 14 de enero de 2014

SITUACIÓN ACTUAL DE LA LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO

Virtual parálisis en la Sedronar, tras la llegada del cura Molina

Por Lucila Barreiro 

Un mes y medio después de la designación del cura Juan Carlos Molina al frente de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), el organismo está paralizado y reina un clima de incertidumbre, agravado por los despidos de funcionarios de experiencia y la escasa presencia de su titular. Además, no hay nombramientos oficiales en los principales cargos directivos y la mayoría de los nuevos integrantes están poco familiarizados con el ejercicio de las funciones públicas.

"Es la primera vez que pasa en la Sedronar que sacan a todos los directores. Es un organismo muy técnico, que requiere de conocimientos, no es político", señaló a LA NACION un empleado que sigue en el organismo.

Tampoco se ha formalizado el desdoblamiento de la Sedronar anunciado por el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en diciembre pasado, para traspasar el área de la lucha contra el narcotráfico al Ministerio de Seguridad y dejar que la secretaría adopte un perfil más ligado a la asistencia y la prevención.

Según fuentes consultadas por LA NACION, existe una puja con Seguridad por áreas clave para la lucha contra el narcotráfico, como el Registro Nacional de Precursores Químicos (Renpe), que desde la secretaría insisten en mantener, y que contradice la nueva orientación anunciada por el jefe de Gabinete.

Entre los objetivos que planteó Capitanich la semana pasada, se mencionó que la Sedronar buscará "garantizar la presencia del Estado en las zonas geográficas más afectadas; una brigada de lucha contra el paco; la digitalización del registro de precursores químicos, y la contención y asistencia al adicto".

Por el momento, sólo se ha avanzado en acuerdos con algunas provincias para la creación de centros de día, en conjunto con el Ministerio de Planificación. Además, fuentes del organismo aseguran que Molina "internamente no existe". El titular se ha volcado a las tareas asistenciales, vinculadas al recorrido por zonas afectadas, pero no parece tener influencia en el organismo, cuya acefalía había sido cuestionada por la Iglesia y por la Corte Suprema.

Al desorden administrativo general se suman la ola de despidos y el desconcierto entre los trabajadores. "No se labura. Nadie sabe qué hacer, porque muchos de nosotros estamos ligados a cuestiones de seguridad y no de asistencia. En vez de darle un impulso (a la Sedronar), la pararon", indicó una fuente.

Pese a las reiteradas consultas de LA NACI0N, desde la Sedronar dijeron que no querían hablar sobre la situación de la secretaría ni de las actividades que lleva a cabo el organismo.

De las noticias publicadas en la página oficial de la Sedronar puede extraerse parte de los integrantes de la gestión actual. La mayoría proviene de la agrupación kirchnerista Corriente de Liberación Nacional (Kolina), que lidera la ministra Alicia Kirchner, y de la Fundación Valdocco, que preside Molina.

Entre los que llegaron de la mano de la ministra de Desarrollo Social, aparecen Carlos Jacomet -militante de Kolina y ex subsecretario de Desarrollo Social en San Luis- como subsecretario de Prevención, Capacitación y Asistencia de las Adicciones; Ignacio Puerta, como director de Asistencia y Reinserción Social, y Sonia Aiscar -también de Kolina-, a cargo de la Subsecretaría de Control de Sustancias Psicoactivas, antes liderada por el secretario interino de la Sedronar, Julio Postiglioni.

Por el lado de Molina, aparecen el director nacional de Prevención de las Adicciones, Flavio Cuoco, y Darío Garribia -un contador de 29 años-, como subsecretario de Coordinación Administrativa y Cooperación Internacional, hoy a cargo de los temas contables de la Sedronar; ambos vinculados a la fundación.

Sin embargo, como no hay nombramientos oficiales, el único habilitado para firmar los expedientes es Molina, lo cual contribuye aún más al desorden administrativo. "En Renpre hay 15.000 expedientes frenados porque no hay quien los firme", indicó una fuente.

Por otra parte, fuentes afirman que el "desmantelamiento" de la Sedronar ha estado sujeto a mecanismos cuestionables. Muchos empleados recibieron el telegrama de despido entre el 22 y el 24 de diciembre, en vísperas de Nochebuena, y no fueron recibidos por Molina.

El diputado Mario Fiad (UCR) dijo a LA NACION que están preocupados porque "no avizoran cambios" desde la designación de Molina. "No es sólo ocupar el puesto, sino desarrollar políticas públicas", concluyó..
---------------

La lucha contra el narcotráfico ya pasó al Ministerio de Seguridad

Por Hernán Cappiello 


Tras la asunción de las nuevas autoridades de la Secretaría para la Lucha contra las Drogas (Sedronar), la coordinación de la represión del narcotráfico sigue estando en los papeles en el organismo. En la práctica, está en manos de la Secretaría de Seguridad que maneja Sergio Berni. Así lo revelaron a LA NACION funcionarios del Gobierno que trabajan en el área y fuentes que conocen cómo trabaja hoy la Sedronar.

Luego de la asunción del padre Juan Carlos Molina, el 29 de noviembre pasado, se anunció que la Secretaría iba a centralizar el área de prevención y asistencia, y que la coordinación de la represión iba a quedar en manos de Berni. En la letra, esto es imposible sin modificar la ley de creación del Sedronar. No obstante, en la práctica, es un hecho.

De todos modos, aun después de la designación de Molina, se realizó en la Secretaría una reunión de coordinación de fuerzas de seguridad de las provincias, convocada por Salvador Julio Postiglioni, que estaba a cargo de la Subsecretaría Técnica de Planeamiento y Control del Narcotráfico. Fue otro encuentro de intercambio de información general, pero que no se tradujo en trabajos concretos, recordó un de los asistentes en diálogo con LA NACION

En cambio toda la coordinación entre las fuerzas federales se sigue realizando desde la estratégica Dirección de Inteligencia Criminal de la Secretaría de Seguridad. Está a cargo de Sebastián Fernández Ciatti, licenciado en Ciencias Políticas que trajo Berni del ministerio de Alicia Kirchner. Allí se desempeñó como director de emergencias. Nada cercano al delito.

El intercambio de información no estuvo exento de tironeos. Se trata de datos sensibles cuya revelación frustra operativos y pone en riesgo la vida de los investigadores. Al comienzo, las autoridades pretendían que les informaran los datos secretos de las causas en trámite, pero a la postre se estableció que la información se iba a socializar cuando hubiera detenidos y procesados.

En la Dirección de Inteligencia trabajan policías y gendarmes retirados que hacen análisis de los casos, no sólo de drogas, y de allí surge información que orienta nuevas investigaciones, como la determinación de los corredores de ingreso de aviones con droga; las modalidades de ocultamiento; los nombres que conectan diversas bandas, o el seguimiento de extranjeros desconocios que llegan al interior para hacer inversiones que llamen la atención.

Un aliado insustituible del trabajo antidrogas de las fuerzas federales es la colaboración internacional. Se realiza a través de los enlaces de las policías extranjeras que están destinadas a sus embajadas en la Argentina. El intercambio siempre fue fluido y personal. Se basaba en la confianza que los enlaces extranjeros tenían con el funcionario local, a quien le entregaban la información sobre un cargamento de llegada inminente o un sospechoso de interés. Es que muchas veces con la revelación se ponía en juego la vida de un infiltrado que obtuvo el dato o del informante que hizo la infidencia.

Durante la gestión de Nilda Garré, la orden fue cortar la relación directa con los enlaces y que se centralizara por medio del Ministerio de Seguridad. El resultado fue que la colaboración internacional quedó en cero.

Todo se agravó en febrero de 2011, con el escándalo diplomático que se desató cuando el canciller Héctor Timerman en persona evitó el ingreso de una carga sensible de un avión norteamericano que llegó con personal invitado a dar un curso aquí.

En el ínterin, la agencia antidrogas norteamericana, la DEA, por sus siglas en inglés, redujo su presencia en la Argentina. Se cerraron dos puestos de comando. Uno fue en la frontera norte, que estaba financiado por Estados Unidos y proveía computadoras y vehículos, y pagaba el alquiler de la casa en Salta que albergaba a los gendarmes argentinos. También se cerró la base de Eldorado (Misiones). Con el alejamiento de Garré y la recomposición de las relaciones con Estados Unidos, volvió lentamente el intercambio de información, Hoy, la DEA en la Argentina tiene cinco personas y piensa reducir a tres su dotación.

Hay una relación fluida con la policía española a través de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. (PSA). Están contentos los españoles por los operativos antidrogas que hicieron en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, con información de sus colegas de la PSA.

Tienen presencia en la Argentina los enlaces de la alemana Bundeskriminalamt (BKA), la policía criminal federal, de la policía francesa y de la policía italiana, y hasta la de policía húngara, con quien se realizaron en 213 exitosos operativos.

El nivel de cooperación se incrementó. Pasó de cero, hace dos años, al 50 por ciento, aunque con dificultades y desconfianzas. Se retomó la relación personal con los enlaces, aunque la información es compartida con la oficina de inteligencia criminal del ministerio.

La Nación, 12-1-14