lunes, 25 de noviembre de 2013

PARADOJAS DEL NARCOTRÁFICO EN ESTADOS UNIDOS





 Periodico El Porvenir, 24 de Noviembre de 2013


La nación que mayor consumo de narcóticos ilegales tiene, en términos absolutos y per cápita, es Estados Unidos, y lo es por mucho.

También sabemos que más de 80% de las ganancias de la venta de estupefacientes, más de 65 mil millones de dólares, según varios reportes independientes, se quedan en el país, y menos de 20% van al extranjero, incluyendo a las organizaciones de crimen organizado mexicanas, que según un reporte de Rand ganarían de unos 6 a 9 mil millones de dólares al año.

Según cifras oficiales, hay más de 18 millones de norteamericanos que han usado mariguana en el último mes, un número que va en aumento, y otros 1.4 millones que han usado cocaína, cifra en descenso, con números menores que usan metanfetaminas y heroína.

Si bien la violencia se asocia mucho con el narcotráfico, la realidad es que la tasa de homicidios en Estados Unidos ha ido bajando desde hace 20 años.

A finales de los años 80 y principios de los 90, el país vivió un auge de la violencia en varias ciudades, incluyendo Washington DC, Los Ángeles y Chicago, y la tasa de homicidios nacional llegó a ser casi 10 por 100 mil habitantes en 1991.

Sin embargo, a partir de entonces, empezó a bajar la violencia ligada al narcotráfico y la tasa de homicidios ha llegado a ser menos de 5 por cada 100 mil.

Y aunque la mayor parte de las ganancias del narcotráfico se quedan en Estados Unidos, el negocio de estupefacientes es bastante descentralizado, segmentado y localmente arraigado, como distintos estudios han mostrado.

En general, las organizaciones mexicanas controlan el cruce del producto a territorio norteamericano y luego venden el producto a los distribuidores locales norteamericanos, que incluyen un sinfín de grupos locales, en muchas ocasiones pandillas pero también pequeñas mafias, dueños de bares, e individuos que sirven como punto de contacto.

Estos grupos que distribuyen la droga en EU generalmente operan de una forma altamente descentralizada y con relativamente poca visibilidad y violencia.

Si bien hay quienes hacen mucho dinero en este negocio, cierto es que su control es bastante limitado y local.

Hay varias explicaciones para estas paradojas, pero todos regresan a un punto central: la capacidad de los policías y el sistema judicial de crear incentivos para que los criminales desarrollen sus actividades de una forma menos violenta.

Ha habido grandes avances a nivel federal en penetrar y desmantelar las grandes mafias y organizaciones de crimen organizado de escala, que una vez existían usando herramientas que incluyen acciones conjuntas de los cuerpos policiacos, inteligencia humana y electrónica e instrumentos financieros.

Pero más importante aun ha sido la capacidad de policías locales para enfocar sus estrategias en bajar los niveles de violencia a través de un trabajo focalizado en contra de los grupos que cometen los crímenes que más lastiman a la sociedad y del sistema judicial de procesar con credibilidad los que son arrestados.

Es un esfuerzo que poco o nada ha hecho para disminuir el flujo de drogas, pero que ha sido muy efectivo en reducir el efecto que tiene este negocio en las tasas de violencia.

Desde luego, hay claroscuros en estas políticas. La tasa de adicciones sigue siendo alta, si bien el uso de la cocaína, la droga “dura” más común ha bajado en más de 40% desde 2006.

También habría que preguntar si criminalizar al uso de la mariguana tiene algún efecto real en la salud pública o sólo ayuda a poner más dinero en el bolsillo de los grupos criminales.

Sin embargo, con todos estos defectos, la combinación de políticas a nivel federal para desarmar a las organizaciones grandes del crimen con capacidades a nivel local para desincentivar la violencia, ha logrado crear un panorama en que el narcotráfico sigue pero con menos efectos dañinos a la vida diaria de la gente.


Es en un sistema imperfecto pero altamente funcional en una sociedad que aún no logra conciliar sus demonios con las adicciones.