martes, 6 de agosto de 2013

EL VALOR DE LA IDONEIDAD



El intendente de la ciudad de Córdoba, Ramón Javier Mestre, anunció días atrás que en los próximos meses formalizará un nuevo llamado a concurso, público y abierto, para cubrir 110 cargos de la Municipalidad.
No hay precisiones todavía sobre los alcances que tendrá la convocatoria, como tampoco todas las áreas que se pondrán a concursar atento a las necesidades de sumar personal y las vacantes verificadas.

Sin embargo, aun con el proyecto en gestación, apareció la primera señal de alarma por parte del Suoem, el sindicato que agrupa a los agentes municipales. El titular del gremio, Rubén Daniele, salió a plantear una situación de excepción para unos 40 dependientes con más de siete años de antigüedad como contratados. A criterio del dirigente, esos empleados deben pasar a planta permanente sin ser sometidos al filtro de un concurso abierto a toda la población.

Sobre el punto que pone de relieve el sindicalista, habría que precisar que no se trata sólo de computar los años de permanencia en un puesto, sino también de evaluar, mediante un examen riguroso y transparente, la idoneidad del aspirante que se presenta para desempeñar una función pública. Más aún si se toma en cuenta que la mayoría de las vacantes a cubrir corresponde a áreas clave, como la de Salud. El propio Suoem motorizó medidas de fuerza en los hospitales que dependen del municipio, para reclamar, entre otras cuestiones, que se amplíe la dotación de personal en esas dependencias sanitarias.

La demanda laboral puede ser justa, más allá de las recurrentes asambleas o paros encubiertos que complican a diario la vida a los contribuyentes. Pero se debe contemplar la posibilidad de ingreso en igualdad de condiciones para todos los concursantes en carrera. Hay, en este entramado, un dato significativo: los afiliados al Suoem en condición de contratados tendrán ventajas en la puntuación del examen de elección respecto del resto de los participantes.

Al anunciar la puesta en marcha de este sistema de ingreso, el intendente Mestre dejó una reflexión oportuna sobre el desmadre de vieja data en materia de designaciones a dedo que engordaron de manera exponencial la planta de personal en la Municipalidad.
“Aquí existieron diferentes procesos políticos e intendentes que utilizaron la silla para servirse, no para servir. No hay que utilizar a la Municipalidad como botín político”, planteó. En rigor, se trata de una mala práctica en la que difícilmente no haya incurrido algún político o gobernante del signo político que se busque.
No hay lugar para nuevas desinteligencias ni acomodos: el intendente de la ciudad de Córdoba tiene el deber de hacer cumplir el precepto de transparencia y de igualdad de oportunidades, sin claudicar ante las ajadas conductas coercitivas de los sindicatos.


La Voz del Interior, 5-8-13