martes, 18 de junio de 2013

LA CORTE NO FALLO: EL SENTIDO POLÍTICO



Por José Antonio Riesco
Instituto de Teoría del Estado
18-6-13

La decisión de la Corte Suprema de Justicia –con seis votos a favor y sólo una disidencia--  importa una rigurosa adecuación al principio de “supremacía constitucional” que impone el art. 31 de la Carta Magna. Aunque se le llame “fallo”, en el lenguaje de la judicatura, la resolución del Alto Tribunal constituye  un acierto, una adecuación jurídica y ética al compromiso sustantivo que surge de competencia que, de manera expresa, le asigna el art. 116 CN.

Decimos, por eso, que la Corte no “falló”, sino que acertó, decidió por la verdad de la ley máxima y acorde a los tratados internacionales pertinentes, y así repuso la efectividad del sistema de la división de los poderes. Acaso decepcionó al avance patotero que, como procedimiento esencial de la autocracia imperante, pretende someter a la Magistratura a los apetitos y a los negocios del oficialismo. O sea convertir a los jueces y fiscalesen meros amanuenses de los caprichos e intereses de quienes ejercen el dominio del Estado.

No hay por qué menospreciar a los sectores que, en este asunto tan delicado para el orden y la marcha de la sociedad total, hoy son objeto de manipuleo mediante la propaganda y el clientelismo. La Corte dispuso la inconstitucionalidad de lo fundamental de la  ley 26.855 haciéndose eco del clamor de aquella parte de la población que, por sus estudios, profesionalidad y madurez de criterio, viene denunciando la trampa escondida en la supuesta “democratización de la justicia”.

Haciendo respetar la integridad de las instituciones republicanas, ha hecho la Corte lo mejor en beneficio de la democracia. Por  la independencia de los jueces pasan las garantías que protegen los  derechos y obligaciones de todos los estamentos sociales, y especialmente los de la  base, como es el caso del Derecho Laboral.


Tal es el contenido principal de la resolución de la Corte, y cuya virtud política en sentido eminente vale destacar, por encima de parcialismos y celos de comité.-