viernes, 9 de noviembre de 2012

UNA PROTESTA ORGANIZADA POR EL GOBIERNO





El 8N fue potenciado, estimulado, por un gobierno que no entiende que las divisiones que ha generado pueden transformarse en facciones militantes que pueden llegar a amenazarlo. Es irónico que, lleno de blogueros y tuiteros rentados como lo está, no se comprenda que ha surgido en el mundo un nuevo tipo de ciudadano, capaz de sentirse parte indispensable de una gran epopeya colectiva con el mero recurso de participar en las redes sociales a través de computadoras, teléfonos celulares, tabletas o Ipods y que, a diferencia de las movilizaciones políticas en sentido estricto, la masividad de las manifestaciones que protagoniza no incluye la simétrica dilución de su individualidad debido a que, de un modo muy concreto, siente que ha contribuido a forjarlas.

Esta sensación de potencia individual dentro del todo puede que sea tildada de ilusoria por los que todavía están enamorados de la tradicional comunión del líder con las masas –tal como se pretende representar a Néstor en la versión postmoderna de su muerte- pero no se puede negar que el 8N estuvo lejos de ser un espejismo.
Mal que le pese a Cristina, o intenta entender el fenómeno (y actuar en consecuencia) o se resigna a recordar con nostalgia las épocas en las que las cacerolas eran inofensivos utensillos de cocina y no endemoniados instrumentos políticos que se utilizan cada vez con más frecuencia en su contra.

Diario Alfil, 9-11-12