lunes, 19 de noviembre de 2012

RELANCEMOS EL CRISTIANISMO SOCIAL




Ricard Mestres

La crisis es demoledora y sus efectos, incluso cuando se detenga la caída, continuaran dañando a personas y familias durante años. La Iglesia, los católicos estamos dando una respuesta excelente en términos de solidaridad, de ayuda a las persones necesitadas. Todo sería peor sin Cáritas, sin tantas asociaciones católicas, sin el esfuerzo de miles de parroquias, de congregaciones religiosas. Pero al mismo tiempo las propuestas, los diagnósticos inspirados en la doctrina social de la Iglesia están ausentes del escenario público. A pesar que la DSI es el planteamiento global y alternativo más completo que existe al actual estado de cosas, carece de presencia por falta de aplicaciones, de encarnación en propuestas de políticas públicas. La crisis es daño, pero también reto, y por tanto oportunidad, y una vez más vamos a dejar pasarla. No, no debemos, no podemos.

Tenemos una fructífera experiencia de catolicismos social generada sobre todo en la primera mitad del siglo pasado, que ha construido la Europa del bienestar que ahora se degrada. Una respuesta que fue técnicamente eficaz y socialmente humana, muy humana. Lo que fue capaz de hacer Alemania consigo misma después del Gran Desastre del nazismo y la guerra, lo acreditan. Construyeron por ejemplo la economía social de mercado, y con contradicciones y renuncias todavía viven, y bien, de aquel cambio. Muchas otras iniciativas parciales o globales se llevaron a cabo. Por eso con fidelidad a esta capacidad católica, debemos relanzar ahora el cristianismo social de la mano de diagnósticos adecuados, buenas respuestas, proyectos e iniciativas capaces de informar unas nuevas políticas públicas, sociales y económicas.

Este es uno de los motivos principales del porqué del Congreso Crisis Económica y Crisis Social: ¿una cuestión moral?. Empezar a tejer para tomar fuerza el año próximo una red de conocimiento mutuo, colaboración, complicidad para impulsar en el seno de la sociedad una fuerte corriente inspirada en el cristianismo social, capaz de impregnar cultura, instituciones, gobiernos y posición, no tanto en razón de su cristianismo como por la bondad de sus diagnósticos y propuestas.
El Congreso es el prólogo necesario, la ocasión para conocernos y a partir de ahí relanzar el cristianismo social: en las sesiones, en la comida, en los descansos y en las conversaciones de pasillo, en la lista de asistentes que serán, sino todos, en buena medida con quien podremos, juntos, iniciar esta respuesta que tanto necesita la Iglesia y la sociedad.

ForumLibertas, 16-11-12