sábado, 6 de octubre de 2012

UN INSTRUMENTO FUNDAMENTAL





Salvador Treber*

El 20 de septiembre pasado, el ministro de Economía de la Nación, Hernán Lorenzino, presentó junto a sus colaboradores, mediante una exposición ante los legisladores, el proyecto de Presupuesto para 2013. Este había ingresado formalmente en las últimas horas del viernes 14, pero no había sido difundido.
En todos los países bien organizados del mundo, el Presupuesto constituye un instrumento alrededor del cual gira la política de corto plazo, e incluye la respectiva cuotaparte de las de mediano y largo plazo.

La administración de Estados Unidos le adjudica primordial relevancia a su elaboración –nada menos que 13 meses–, hasta que se pone en vigencia el 1º de octubre de cada año.
Eso significa que el Departamento de Control y Presupuesto, repartición que depende directamente del presidente, inicia dicha gestión en septiembre del ejercicio precedente.
Ello se extiende durante cuatro meses y a principios de febrero remite el proyecto a las dos cámaras del Congreso, que de inmediato lo giran para que sea estudiado por las comisiones especializadas, junto con quienes tuvieron a su cargo la preparación.
Luego de que se completan los respectivos despachos, estos pasan a ser tratados por los plenarios y suelen ser aprobados, con las rectificaciones introducidas, en los últimos días de septiembre.
Aun así, el Poder Ejecutivo acostumbra a esperar hasta la primera semana de octubre, cuando el presupuesto entra en vigor, en previsión de que surja alguna “novedad de último momento”, para recién promulgarlo de modo definitivo.
Ese prolongado y meticuloso periplo es aprovechado para analizar y discutir de manera exhaustiva todos los aspectos internos e internacionales que maneja la Casa Blanca.

Antecedentes nacionales.
 Muy por el contrario, en nuestro país recién suelen encararse las tareas después de cumplido el primer semestre del ejercicio respectivo, seguramente para disponer de la información y estadísticas relativas a todo lo sucedido hasta ese momento.
Por lo tanto, es obvio que, en el breve lapso de dos meses y medio, se profundiza bastante menos. Lo demuestra la cantidad de veces que es objeto de modificaciones posteriores, algo que le quita unidad conceptual y operativa.
A todo ello se agrega que en la actualidad rigen normas de excepción que facultan al Poder Ejecutivo para modificar, desdoblar, acumular, ampliar, reducir o anular partidas, sin reparar en su magnitud o diverso grado de incidencia.
Esto ha parcializado las funciones del Congreso, devaluando su análisis y decisiones en forma manifiesta respecto de lo que era habitual hace algunas décadas.

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El Presupuesto para 2013.
Los parámetros básicos utilizados para la confección del Presupuesto para el próximo año son bastante poco confiables, pues el incremento de los precios minoristas se estima en 10,8 por ciento y el de los mayoristas, en 15,1 por ciento.
Además, se sostiene que el promedio de la paridad cambiaria para los 12 meses será de 5,10 pesos. En consecuencia, dada la escasa confiabilidad que merecen, no pueden ser tomados en cuenta seriamente.
Anticipan que se espera cerrar 2012 con un desequilibrio negativo de 34.216,8 millones de pesos, después de deducir 27.963,6 millones de pesos provenientes de transferencias de utilidades 2011 del Banco Central y renta de valores mobiliarios provenientes de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses).
Por ello es loable que para 2013 se propongan eliminar ese déficit y se aspire a que el saldo sea positivo, aunque en apenas 587,6 millones de pesos.

Los ingresos de fuente tributaria se han estimado en 822.100 millones de pesos, de los cuales el 75,31 por ciento, o sea 619.100 millones de pesos, se proyecta que queden en la Nación y los restantes 203.000 millones (24,69 por ciento) se prevé transferir a las provincias.

Origen de los recursos y destinos del gasto. 
Los principales instrumentos, por orden de importancia, son el Impuesto al Valor Agregado (IVA) que, neto de reintegros, se espera que llegue a 227.200 millones de pesos (27,64 por ciento del total general).
Luego viene el Impuesto a las Ganancias, con 161.500 millones de pesos (19,66 por ciento).
Las diversas contribuciones afectadas a la seguridad social, en conjunto, figuran con 212.500 millones de pesos (25,85 por ciento).
En consecuencia, entre estos tres rubros se cubre el 73,15 por ciento del total a recaudar.
Han evaluado que los gastos corrientes llegarán a 610.900 millones de pesos. Eso implicaría un incremento de 24,3 por ciento sobre los números estimados para 2012. Sería un logro muy significativo por su moderación.

Entre los gastos, aparecen, en primer lugar, las prestaciones de seguridad social, con 241.700 millones de pesos, que equivalen al 39,45 por ciento del total.
Siguen las transferencias corrientes a diversas reparticiones, que ascienden a 165.700 millones de pesos (27,13 por ciento), y remuneraciones al personal, con 89.200 millones de pesos (14,6 por ciento).
Así, las tres finalidades totalizarían el 81,18 por ciento de las erogaciones.
Es obvio que se trató de elaborar un Presupuesto muy austero. Sin embargo, es preocupante que los gastos de inversión sólo impliquen 70.700 millones de pesos (11,57 por ciento), aun cuando se autorice a financiar con préstamos en moneda extranjera.
Además de cancelar 4.500 millones de dólares de deuda con fondos del Banco Central, se agregan otros 3.032 millones que ayudan algo, pero no resolverán la falta de capital de trabajo.

*Profesor de posgrado de Ciencias Económicas de la UNC

La Voz del Interior, 5-10-12