domingo, 7 de octubre de 2012

¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA "PROTESTA VERDE?




Sebastián García Díaz (Primero la Gente)

No es bueno que los miembros de las fuerzas de seguridad se movilicen por las calles protestando, aunque sea en forma pacífica. Al tener ellos la posibilidad de portar armas, su petición adquiere un matiz complicado.
Pero cómo habrán sido de groseros los recortes sobre las compensaciones (nombre formal para un vergonzoso pago “en negro”) y la precariedad de los sueldos básicos, que a sabiendas de las duras sanciones por recibir, estos hombres y mujeres se han atrevido, de todos modos, a reclamar lo que su comandante en jefe –la Presidenta de la Nación– no les garantizaba: un sueldo digno en blanco. Felicitaciones, entonces, por el coraje.

¿Qué hay detrás de esta protesta? De parte de ellos, nada más. Pero bueno sería que por detrás apareciéramos miles de argentinos, diciendo –a viva voz– lo que sentimos, sin miedo. “Ha llegado la hora de reconstruir nuestras Fuerzas Armadas, su orgullo, su estructura, sus recursos humanos y tecnológicos, su capacidad de intervención (y también sus sueldos)”.
Volvamos a tener una Gendarmería, una Prefectura, una Marina, un Ejército y una Fuerza Aérea de excelencia: modernas, dinámicas y equipadas. Capaces de operar de manera efectiva frente a los nuevos desafíos: el narcotráfico y el mercado clandestino, la trata internacional de personas, los posibles ataques al medio ambiente, el terrorismo, las intervenciones en otros países como fuerzas de paz y otras hipótesis de conflicto del mundo de hoy.

Su pasado ya fue juzgado. Lo hizo aquel célebre Tribunal de comienzos de la democracia. Fue enmarcado luego en una ley de Obediencia Debida y Punto Final; indultado más tarde; vuelto a juzgar –una y otra vez– en estos 30 años, hasta llegar a un nivel de persecución que hoy captura a los que en aquellos años cumplían funciones menores (sometiéndolos a prisión sine die y sin sentencia). Notable contraste con la impunidad de los guerrilleros del más alto nivel que también mataron, secuestraron, combatieron y pusieron bombas contra la república y la democracia, pero andan sueltos ocupando, incluso, altos cargos de gobierno.

El kirchnerismo ha intentado sentenciar a las Fuerzas Armadas a vivir perpetuamente en la otra vereda, impidiéndoles volver a integrarse a la sociedad. Los ha reducido a su mínima expresión y les ha puesto al frente, para darles órdenes ¡ni más ni menos que a una persona involucrada con aquellas guerrillas! Hay como una especie de “ensañamiento ideológico”: siempre contando una sola cara de la verdad.
Las nuevas generaciones queremos seguir adelante con el doloroso pero necesario proceso de pacificación nacional. Ya pasó suficiente tiempo. Son otros soldados. Es otro contexto. Y pueden cumplir un rol importante de cara al siglo 21.

La Voz del Interior, 7-10-12