martes, 25 de enero de 2011

LA POBREZA LLEGA A SER CINCO VECES MAYOR FUERA DE LA CAPITAL


Oliver Galak

Ni la reducción de la pobreza que el país ha experimentado durante la última década por el crecimiento de la economía y el empleo, ni la instrumentación de planes sociales como la asignación por hijo alcanzaron para borrar las enormes desigualdades regionales que reflejan los índices de la realidad social. Un habitante del nordeste argentino, por ejemplo, tiene casi cinco veces más probabilidades de caer bajo la línea de la pobreza que sus compatriotas de la Capital Federal.

Esta situación desigual, que está ligada con los niveles de empleo, educación y formalidad laboral imperantes en cada región, también se reproduce a uno y otro lado de la General Paz: mientras que en la Capital Federal hay un 8,6% de pobres, en los 24 partidos del conurbano bonaerense la tasa asciende al 24 por ciento.

Esos índices corresponden a un informe del Centro de Estudios del Banco Ciudad, basados en estimaciones del costo de la canasta básica, hechas por la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). Según estos cálculos, la pobreza en los centros urbanos de todo el país asciende al 23,3%, casi el doble del 12% que informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en su última medición, pero menos de la mitad de los porcentajes que había en 2003. La tasa de indigencia, en tanto, se ubica en el 8,2% de la población (contra el 3,1% que informa el Indec).

Los índices del citado informe son, de todas formas, más reducidos que los estimados por centros de estudios privados. La consultora Ecolatina, por ejemplo, sostiene que son pobres el 30,9% de los habitantes de la Argentina.

Si las tasas estimadas por el Banco Ciudad se proyectan al conjunto de la población, habría unos 10 millones de pobres (9.911.934, 24,7 %), de los cuales 2,6 millones están en la zona metropolitana (con una proporción de casi 10 a 1 entre habitantes del conurbano y porteños) y otros 3 millones en el resto de la región pampeana.

"El norte argentino es la zona más castigada por el flagelo de la pobreza, con tasas superiores al 40% en el Nordeste y cercanas al 34% en el Noroeste. Esto marca que, tras ocho años de fuerte crecimiento, importantes zonas del país continúan socialmente relegadas", sostiene el informe elaborado por el centro de estudios económicos que dirige Luciano Laspina. El estudio postula que, a diferencia de lo que ocurría en los 90, la pobreza no crece ahora de la mano del desempleo, sino de la informalidad laboral y de la inflación.

Coincide en este punto Ernesto Kritz, de SEL Consultores. "En el NOA y en el NEA, hay un peso mayor de la informalidad, y los ingresos de los informales están bastante por debajo de los formales. El grueso de la pobreza hoy está en los que tienen ingresos informales", afirmó.

Más subsidios a la Capital
Curiosamente, las políticas de subsidios del gobierno nacional están más concentradas en el transporte y la energía de los habitantes de la región metropolitana que de las provincias del Norte, donde se paga más por los mismos servicios.

Respecto de las fuertes diferencias en el interior de la región metropolitana, Kritz recordó que los datos de pobreza, elaborados con la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), se basan en el lugar de residencia de las personas, no en su lugar de trabajo. Ello significa que no es que en el conurbano la informalidad sea tanto más alta que en la ciudad de Buenos Aires, sino que quienes tienen los empleos formales tienden (con mayor frecuencia que los otros) a residir en la Capital Federal.

En este sentido, Jorge Colina, investigador jefe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), advierte que parte de la explicación también hay que buscarla en las diferentes tasas de empleo en los distritos. Así, mientras que en la ciudad de Buenos Aires la tasa de empleo es del 50,9%, en el conurbano cae al 42,7%. Y en el Nordeste sólo llega al 35,1 por ciento.

"Los peores indicadores laborales se dan en el NEA y el NOA. Las tasas de ocupación y de empleo asalariado formal también son inferiores al resto del país -afirma Colina-. La población en esas zonas tiene menores niveles de educación y de formación para el trabajo. Si es un hombre, se termina insertando en un empleo más precario o informal que en la zona metropolitana. Y si son mujeres, ni siquiera participan del mercado laboral."

Según el especialista, estas desigualdades se han mantenido estables en los últimos años. "Posiblemente, la única región que ha mejorado en la última década haya sido la Patagonia, porque la devaluación y el hecho de que tienen commodities con alta inserción internacional llevaron al desarrollo de la industria petrolera", explicó Colina. De hecho, del último censo surge que las zonas donde mayor inmigración hubo fueron las provincias del Sur.

La Nación, 25-1-11