martes, 14 de diciembre de 2010

ARGENTINA: ¿HACIA EL ESTADO FALLIDO?


EL PROCESO DE FALLA EN LOS ESTADOS

Por el Lic. Jorge P. Mones Ruiz* para el Informador Público (14-12-10)

La Seguridad Internacional descansa en la capacidad de los Estados de evitar el caos interno y limitar el efecto del mismo más allá de sus fronteras (Robert Rotberg).

En buen romance o dicho de otra manera, un Estado incapaz de contener, controlar o minimizar los efectos que las amenazas transnacionales y transversales causan en su territorio, difícilmente puede considerarse, de ahora en más, un fenómeno excluyentemente interno, propio de cada país y enmarcado en el mismo. La posibilidad que se derrame a otros estados afectándolos, puede dar lugar a intervencionismos de cualquier índole en procura de la “seguridad vecinal”.

Bajo estas consideraciones surgen nuevas clasificaciones o tipos de Estados que deben tenerse en cuenta, ya que no sólo cada categoría afecta al Estado en sí, sino que condiciona su status en el contexto de las relaciones internacionales.

Del Proceso de Falla al Colapso del Estado

Las fallas de los Estados se presentan gradualmente y de diferentes formas. Un Estado en proceso de falla no necesariamente completa la secuencia y se convierte en un Estado Fallido. En cualquiera de las etapas, el Estado puede recuperar su gobernabilidad y desalentar los conflictos y las crisis que lo sumergieron en ellas, y consecuentemente, revertir la tendencia y retroceder hacia el estado anterior, hasta volver a la normalidad.

Estados débiles

Son aquellos estados incapaces de generar un orden pacífico vinculante. No se imponen en los aspectos centrales de su soberanía frente a otros actores (v.g.: en el legítimo uso y monopolio de la Fuerza, ya sea autolimitándose en su ejercicio o permitiendo por inacción o desidia propia la existencia de organizaciones armadas al margen de la ley).

Son Estados que no lograron disciplinar a sus órganos y miembros, primer paso hacia la ingobernabilidad. Queda comprometida la autoridad del máximo nivel de decisión política (nacional o provincial).

El Estado es concebido como una herramienta para alcanzar los intereses de las élites que procuran el logro de sus propios intereses en perjuicio del bien de la comunidad. Asimismo, se convierte es una red clientelística que reparte privilegios.

Tienen la capacidad formal para ejercer su soberanía pero carecen de los recursos necesarios para sostenerla eficazmente.

La sociedad civil cuestiona su legitimidad en cuanto aparecen como Estados “Colonizados” por un sector determinado (empresario, militar, gremial, intereses foráneos, etc.). Finalmente estos Estados sufren el efecto de las Amenazas Transnacionales (Terrorismo, Crimen Organizado Internacional, Narcotráfico, Narcoeconomía, Narcopolítica, Narcoguerrilla y Narcoterrorismo, Tráfico de Armas, Proliferación de Armas de Destrucción Masiva -QBN-, Enemigo Intangible, -difícil de reconocer, detectar, identificar y ubicar-, Porosidad de los Estados (fronteras permeables), Tráfico de Órganos, Guerra Social, Guerra Económica, Guerra Cibernética -Cyberwar, Hackers), Fundamentalismos Religiosos, Impacto de la Nuevas Tecnologías de la Información y los Medios de Comunicación Social) y Transversales (Corrupción, Exclusión, Violencia Social, Problemas de Gobernabilidad, Incentivos para Organizaciones Criminales - estados débiles atraen delincuentes). En síntesis, ven debilitados los valores democráticos y la calidad de las instituciones.

Estados Anómicos

El Estado no ofrece a sus ciudadanos un marco de orden para su comportamiento en el ámbito público. Pretenden regular ámbitos sociales y modos de comportamiento que ocupan en forma virtual.

El personal del Estado no cumple con las leyes y se convierte en un foco de arbitrariedad y desviación de normas.

Cuentan con Zonas Grises; el control territorial está en manos de organizaciones ajenas al Estado, como ser mafias, movimientos sociales o políticos (v.g.: existen villas de emergencia donde la policía no entra, las mismas cuentan con su propia seguridad y reglas de convivencia).

El Estado no es legitimado por la sociedad civil porque no satisface sus necesidades básicas en cuanto a orden y seguridad. Su falta de legitimidad genera incentivos y facilita el desarrollo de organizaciones criminales transnacionales.

Estados Fallidos

Son incapaces de controlar su territorio y proveer bienes públicos. Estamos en presencia de un Estado absolutamente ausente o inexistente. No pueden garantizar la seguridad de sus ciudadanos, ni mantener la seguridad jurídica.

No son capaces de mantener un gobierno efectivo, generando grandes incentivos para el asentamiento de organizaciones criminales transnacionales que pasan a ocupar el lugar que le corresponde al Estado.

Suelen ser resultado de graves conflictos internos o crisis humanitarias.
Observando los recientes acontecimientos acaecidos (y en desarrollo) en nuestra República “Progresista Filobolivariana” Argentina, invito al lector a extraer sus propias conclusiones..., sugiriéndole, además, que no lloremos como Boabdil “El Chico”, último Rey Moro de Granada (1492)...

* Ex Mayor de Caballería.