domingo, 24 de octubre de 2010

UN CRIMEN QUE CUENTA CON MUCHOS AUTORES

Joaquín Morales Solá

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Los Kirchner hablan como si controlaran el orden público. Han hecho una rara ensalada en la que coexisten el discurso violento de los líderes del gobierno y el abandono del espacio público por parte de las fuerzas de seguridad. Han desertado de la misión elemental de cualquier Estado de prevenir o de contener el desorden, mientras la palabra oficial atiza el fuego de la violencia. Ni Hugo Chávez es tan chapucero para controlar un país. No se sabe aún si la Policía Federal fue cómplice de la banda armada que acabó prematuramente con la vida de Mariano Ferreyra, pero es seguro que no estaba donde debía estar en el momento en que tenía que estar. ¿Ausencia excepcional? Es la norma.

El matrimonio presidencial nunca busca una solución para resolver un problema, sino un culpable para echarle encima el vaho de una conspiración. El caso del blogger K , que en un par de horas consiguió una información vieja del diario El Cronista para culparlo a Duhalde, desnuda muchas cosas. En primer lugar, exhibe la forma perversa con la que el kirchnerismo está usando la extraordinaria herramienta que proporciona Internet. También muestra la injerencia de los servicios de inteligencia en el mundo de bloggers y foristas. Ningún blogger , por más fanático que sea, construye semejante trama actual con una información vieja.

El sindicalismo, tal como está, condiciona la vida de cualquier futuro gobierno, tal como lo anticipó Moyano en un ataque involuntario de sinceridad antidemocrática. Julio Cobos, blanco de la amenaza moyanista, deslizó entre íntimos que anunciará en los próximos meses la futura creación de una especie de Conadep de la corrupción, en la que caerán el kirchnerismo y sus aliados, Moyano entre ellos. El proyecto tiene más sostén del que parece. Un papel está circulando entre los principales líderes opositores de la Cámara de Diputados. En él se establecen cuatro o cinco políticas de Estado para un eventual gobierno antikirchnerista; incluye una cláusula especial sobre la investigación de la corrupción en estos años; Moyano también está incluido.

La Nación, 24-10-10