miércoles, 2 de junio de 2010

FONDOS PETROLEROS DE SANTA CRUZ



La revelación de que los fondos recibidos por la provincia de Santa Cruz como consecuencia de la privatización petrolera ya fueron gastados, constituye un hecho de enorme gravedad que exige una seria investigación de la Justicia y de los organismos de control estatal.

En 1993, la provincia de Santa Cruz, gobernada en ese momento por Néstor Kirchner, recibió 535 millones de dólares en concepto de regalías petroleras. Según la información oficial proporcionada en su momento, ese dinero se depósito en el exterior y, a partir de ese momento, y por una década la provincia no proporcionó las correspondientes informaciones sobre el destino de los fondos y los rendimientos financieros que obtenía. En 2003, la Legislatura de Santa Cruz realizó una primera rendición de cuentas y al año siguiente, el gobernador Sergio Acevedo efectivizó, por primera vez, un informe al Tribunal de Cuentas provincial sobre los fondos, según el cual restaban 507 millones.

Días pasados, en forma sorpresiva, el ministro de economía de la Provincia, Diego Robles, informó que el dinero se había empleado su totalidad para cubrir necesidades de financiamiento, pero ante las críticas desatadas por esa virtual desaparición del dinero, sostuvo que todavía quedaban 213 millones.

En suma, a lo largo de 17 años, el destino, el rendimiento y la utilización de los fondos petroleros, han permanecido en las sombras, en lo que constituye un caso de administración poco transparente que da lugar a sospechas de malversación.

Mucho más, si el caso se observa a la luz del sorprendente enriquecimiento del matrimonio Kirchner en años de ejercicio de la función pública, y de las crecientes denuncias de actos de corrupción realizados por funcionarios de primer nivel en el anterior y el actual gobierno.

Por lo que corresponde a las necesidades de financiamiento fiscal, hay que tener en cuenta que Santa Cruz es la provincia que más fondos nacionales ha recibido en los últimos años en relación a su número de habitantes.


Clarín, editorial, 2-6-10