viernes, 5 de marzo de 2010

AUMENTA LA LISTA DE DROGAS ILEGALES



La presidenta Cristina Kirchner firmó esta semana un decreto que actualiza la lista de sustancias incluidas dentro de la ley antidrogas. Esa nómina no había sido modificada en las últimas dos décadas, por lo que se incorporaron a la prohibición drogas de diseño que no se conocían al confeccionarse el primer listado.

"Después de 20 años, este decreto pone a la Argentina en la actualidad mundial del tema drogas y brinda herramientas adecuadas para enfrentar los nuevos desafíos que plantean el narcotráfico internacional y el crimen organizado", afirmó el titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), José Ramón Granero.

En los considerandos del decreto se hizo especial referencia a la necesidad de enmarcar, a pedido de la Policía Federal, dentro de las prohibiciones a la ketamina. Esa sustancia es utilizada en forma legal por veterinarios como un analgésico para caballos, pero también es derivada al mercado ilegal de drogas, con una mayor peligrosidad debido a la comprobada relación entre el uso de la ketamina y violaciones.

El uso ilegal de la ketamina figura como una de las principales preocupaciones en los últimos informes antidrogas de las Naciones Unidas, mientras que en nuestro país aumenta su utilización. En enero pasado, fue desbaratada una banda que preparaba ketamina en Pinamar para su venta en boliches de la costa.

Los investigadores antidrogas calculan que la dosis de ketamina se vende a unos cien pesos en las discotecas.

La lista de sustancias prohibidas agrega, además, drogas de diseño, como la MDA, conocida como la "droga del amor", por ser utilizada en lugares de diversión nocturna para disminuir las inhibiciones sexuales.

La modificación de la nómina era reclamada también por la Sedronar para evitar los huecos legales que favorecían a narcotraficantes. Es que si una sustancia faltaba en el listado de la ley antidrogas no podía iniciarse una causa judicial contra aquellos que la comercializaban.

La Nación, 5-2-10