lunes, 30 de noviembre de 2009

CANDIDATURAS TESTIMONIALES SON UNA BURLA A LA CIUDADANÍA



Por Mons. Héctor Aguer

“Periódicamente surge entre la gente común, en la opinión pública podríamos decir, quejas contra lo que suele llamarse “la política”… No sólo contra las personas que participan activamente en la política o tienen cargos de orden político sino en general contra la actividad política misma, la cual se ha cubierto de un cierto velo de sospecha como si fuera algo que contamina a aquel que se atreve a introducirse en ese campo”.

“Esto es realmente penoso, porque si lo pensamos bien, tanto desde el punto de vista humano, natural, cuanto considerando la enseñanza social de la Iglesia, la actividad política tiene un carácter nobilísimo”.

“La Doctrina Social de la Iglesia exhorta a los laicos católicos a participar activamente en la vida política. Presenta esa participación como un ejercicio de la caridad, porque se trata de un servicio público, de un servicio a la sociedad”.

“Ahora bien: ¿a qué se debe que se haya convertido “la política” en una especie de campo minado, y objeto de continuas sospechas? Muchas veces se debe a que incluso sus mismos protagonistas principales no advierten la nobleza de esa actividad”.

“Voy a poner un ejemplo muy reciente. En la pasada elección de cargos legislativos hubo muchos candidatos, tanto en el orden municipal como en el provincial y en el nacional, que se presentaron, ofrecieron su nombre -generalmente encabezando las listas- con el rotulo de “candidaturas testimoniales”. Se sospechaba, ya desde entonces, y se discutió en su momento la cosa, que no tenían la intención de asumir los cargos para los cuales se postulaban. Era lógico sospechar, ya que los “testimoniales” o eran personajes que provenían de otros campos o estaban desempeñando importantes cargos ejecutivos. Eran nombres con “gancho” para arrastrar votos”.

“Ahora, cuando llega el momento de asumir esos cargos para los cuales han sido elegidos, se advierte que efectivamente no tenían la intención y que no los asumirán. Mucha gente se siente burlada, con razón, y esto es otro de los elementos que añade descrédito al mundo de la política”.

“Pienso, por ejemplo, la reticencia de tantos jóvenes, que porque participan de esa sospecha general, no quieren adentrarse en un terreno pantanoso. Con este nuevo episodio de las “testimoniales” que es una burla a la ciudadanía, van a retraerse aún más”.

“Porque se trata de eso: de una burla a la ciudadanía. A esos candidatos que han sido votados para que desempeñaran determinados cargos les corresponde, efectivamente, no defraudar a quienes los votaron y asumir esos cargos”.

“Se trata entonces de la seriedad de la acción política misma. Lo que está detrás de todo este asunto es, en definitiva, que la Argentina necesita de una vida política sana, y que estamos todavía lejos de lograrlo”.

“Muchas veces se habla de la calidad de las instituciones, se reconoce que hay que mejorar la calidad de las instituciones de la República, pero esa calidad es menoscabada continuamente por gestos que desvalorizan la actividad política, como si la relación entre quien vota y el candidato votado no implicara un compromiso que tiene un fundamento ético importantísimo”.

“Entones es el carácter, la cualidad ética de la actividad política la que está aquí en juego. Desgraciadamente, nos vamos acostumbrando a que, en nombre de la democracia, reducida a una defectuosa gimnasia electoral, se vulneren las instituciones de la República y se postergue indefinidamente la solución de los problemas crónicos de la Argentina”.


Un envío de HECTOR TITO GARABAL
Conductor y Director “Claves para un Mundo Mejor”
www.diario7.com.ar, 29-11-09