domingo, 19 de julio de 2009

LOS ENEMIGOS DE DIOS

Por Martín N. Añorga


Es una contradicción que en los Estados Unidos haya organizaciones que se declaran defensoras de la libertad al tiempo en que dedican todos sus esfuerzos a limitar la libertad de los demás. Una de estas organizaciones, con sede en el estado de Wisconsin y ramificaciones en los más importantes centros metropolitanos del país, es la llamada “Freedom From Religion Foundation”.
La Fundación mencionada, que funciona como una organización no lucrativa, exenta del pago de impuestos, afirma que “trabaja para educar al público en asuntos relacionados con el no teismo, (término usado en lugar de ateismo), y para promover el principio constitucional de la separación entre la iglesia y el estado”.

Desde 1978 la Fundación, según anuncian sus ejecutivos, ha promovido y participado de enfrentamientos judiciales relacionados con supuestas violaciones en las que se ha ignorado la separación entre iglesia y estado, (concepto que entienden equivocadamente), y ha conducido numerosas demandas legales, exitosas para ellos, en las que se ha defendido el principio separatista que adoptan como divisa, a la vez en que ha combatido el programa auspiciado por el gobierno, conocido como “iniciativas basadas en la fe”.

En las páginas que exhibe la Fundación en la red cibernética, se reitera que su propósito es el de “liberar al pueblo americano de los amarres de la religión”. En esas páginas se solicita a las personas que sepan de una violación de la separación entre iglesia y estado, que documenten la violación y hagan la denuncia pertinente a las oficinas de la Fundación, las que se encargarán de la demanda legal con su equipo de abogados y el pago de todos los gastos involucrados.

Un tema específico del que deben estar atentos los miembros o simpatizantes de la Fundación, es el que tiene que ver con los centros educativos del país y los concilios gubernativos locales.

La Primera Enmienda Constitucional establece que: “el Congreso no aprobará ninguna ley que promueva el establecimiento de religión alguna, o que prohíba el libre ejercicio de la misma”. Esta enmienda claramente prohíbe que el estado adopte como propia una religión determinada; pero en la misma no se determina que se clausure o se impida cualquier referencia bíblica o religiosa en lugares públicos. No se hace alusión al nombre de Dios ni a su invocación.

Simplemente apunta que el estado no puede ser religioso, lo que no tiene que significar necesariamente que sea ateo o que controle la libertad de la expresión religiosa de sus ciudadanos.
Muchos eruditos han estudiado los términos de la primera enmienda y en la mayoría de los casos coinciden en que la misma no debe llevarse más allá de sus límites. Los estadounidenses, sin embargo, han permitido que los tribunales hayan expulsado a Dios de las escuelas y que se hayan clausurado programas de capellanía. El argumento básico es que no se debe violar el supuesto derecho de los no creyentes, algo que se acepta sin que se tenga en cuenta el derecho de los que son creyentes.

Entre los proyectos de la Fundación que quiere “librarnos de la religión” están los de suprimir de las monedas de los Estados Unidos en curso los la expresión “en Dios confiamos”, extraer del juramento de lealtad a la nación las palabras “bajo Dios” y lograr la erradicación de todo tipo de material religioso de las ondas radiales y de los programas de la televisión.

En estos momentos la Fundación está concentrando su atención en el “Capitol Visitor Center” en Washington, D.C.

Ambas Cámaras en el Congreso adoptaron la resolución de indicar al arquitecto del Capitolio que coloque en relieve, en un lugar prominente a la entrada del Centro de Visitantes las expresiones “en Dios confiamos” y la jura de la bandera, con la frase “bajo Dios” incluida. La resolución se produjo en respuesta a las quejas y críticas de que se hayan invertido 621 millones de dólares en el nuevo Centro subterráneo de tres pisos en el Capitolio nacional sin manifestarle respeto a la herencia religiosa del país.

El Centro fue abierto al público el pasado mes de diciembre, después de un período de construcción de varios años. “En Dios confiamos” ha sido el lema nacional de Estados Unidos desde el año 1956 y ha aparecido en todas nuestras monedas y billetes de banco desde el 1957. Se calcula que más de tres millones de personas anualmente visitarán el Centro, donde hay bellas expresiones artísticas y patrióticas dedicadas a honrar y exaltar la historia gloriosa de los Estados Unidos.

La demanda de “Freedon From Religion Foundation” se basa en el hecho de que el lema “en Dios confiamos” y la expresión “bajo Dios” fueron adoptados durante la Guerra Fría como medidas anticomunistas. Grabarlas ahora a la entrada del Capitolio de los Estados Unidos -insiste la demanda- discriminará en contra de aquellos que no practican la religión, al tiempo en que se estaría promoviendo una perspectiva Judeocristiana.
La Fundación ha estado trabajando en procura de una orden de las cortes que detenga los trabajos del grabado en relieve, los que la Oficina del Presupuesto del Congreso ha estimado que costarán 100,000 dólares.

El representante republicano David E, Lungren, del tercer distrito congresional de California ha catalogado la demanda de “Freedom From Religion Foundation” como algo trivial, a lo cual no debe dársele importancia. Nosotros estimamos, sin embargo, que no debe ignorarse los pasos que dan los enemigos de Dios en la nación.

Ahora mismo el grupo antirreligioso está enfrascado en retar la celebración del Día Nacional de Oración, que anualmente se celebra en Washington bajo los auspicios de la Casa Blanca, tildándolo de inconstitucional. En el año 2007, por milagro de una simple mayoría de un voto (5-4), la Corte Suprema de los Estados Unidos no le impuso una orden de cancelación al programa de “iniciativas basadas en la fe” promovido por el presidente George W. Bush.

Estamos seguros de que ninguna entidad religiosa de los Estados Unidos está interesada en que se le considere la religión oficial del estado. La época en que la iglesia cristiana se identificaba con el estado para ejercer autoridad única ha quedado empolvada en los anaqueles de la historia. La función de “Freedom From Religión Foundation” es anacrónica y obsoleta, al menos que su agenda sea la de establecer oficialmente la creación de un estado ateo.

La Fundación ateísta, que no puede pelear contra ninguna institución religiosa que quiera acaparar el estado, lo que ha hecho es pelear contra la religión. Una inscripción en una de las columnas del Centro de Visitantes del Capitolio no obliga a nadie a creer en Dios. El ateo simplemente la ignora, y el creyente simplemente la lee. Eso es libertad. Lo que no es libertad es que yo me aferre de tal manera a mi punto de vista que quiera imponérselo a los demás.

Lo cierto es que entre las muchas otras contiendas en medio de las cuales se debate nuestra nación, hay una que no podemos perder de vista ni ante la cual bajar la guardia. Se trata de vencer el reto desafiante y constante que nos presentan los que se declaran ENEMIGOS de DIOS. ...

NuevoEncuentro 18/07/09