domingo, 7 de diciembre de 2008

El problema ahora es la desconfianza



Joaquín Morales

Confianza. Eso es lo que falta aquí y allá. El gobierno de los Kirchner mostró en los últimos días que aún está en condiciones de reaccionar ante la adversidad, pero su problema consiste en que ni los argentinos ni los extranjeros le tienen fe. Huérfana de liderazgo político y económico, la Argentina reconoce conflictos con sus gobernantes, pero se enfrenta, al mismo tiempo, con la impotencia de los líderes opositores. Este es el principal trauma de una sociedad que está entrando, como casi todo el mundo, en el oscuro corredor de la recesión, la escasez y el descontento social.

Una encuesta nacional de la empresa Analogías, que circuló en un reducido círculo de funcionarios, indica que Néstor Kirchner cuenta hoy con sólo el 6 por ciento de intención de votos; Cristina Kirchner lo supera con un módico 9 por ciento. Una tragedia política se deduce de esos números. El matrimonio presidencial contaba, hace apenas un año, con índices de simpatía social que rondaban el 70 por ciento y la Presidenta había ganado las elecciones presidenciales con más del 45 por ciento de los votos. Nadie dilapidó tanto capital político en tan poco tiempo.

Sin embargo, la iniciativa política sigue siendo de ellos, guste o no. El Congreso ha vuelto a votarle casi todas las leyes que el Gobierno envió desde la derrota de la resolución sobre las retenciones. El precio de algunas conciencias es muy barato, pero ahí está el kirchnerismo ofreciendo cargos partidarios y obras públicas con la precisión de los cirujanos. La oposición no kirchnerista preparó una solicitada corta, incisiva y fulminante sobre el lavado de dineros mediante el blanqueo. Era una advertencia de que esos dineros serían investigados bajo cualquier gobierno que no fuera el de los Kirchner.

La Nación, 7-12-08
Eduardo van der Kooy

Le sucede a Cristina y a Néstor lo peor que le puede suceder a un gobernante. Deben navegar una crisis cuyas aguas ya empapan las orillas argentinas conviviendo con una sociedad que pendula entre el malhumor y la ausencia de confianza.
La caída del matrimonio no significa todavía la consolidación de líderes nuevos o de proyectos alternativos. Julio Cobos es ahora el dirigente con mejor percepción social (70 % de aprobación) pero que tiene un débil traslado al deseo de la gente por votarlo (19 %). Esos son reflejos de un amplio trabajo de opinión pública nacional que tiene el Gobierno y que ubica a Cristina con 9,5 % de intención de voto y a Kirchner apenas por encima del 6 %. Figuran cuarta y quinto, detrás de Elisa Carrió (13,8 % de intención de voto) y de Mauricio Macri (9,7 %). Los números expresan con elocuencia un paisaje de escepticismo extendido que sólo podría ser compensado por un sistema institucional fuerte que, por desgracia, tampoco impera en la Argentina.

(Extractado de Clarín, 7-12-08)